Las redes académicas y científicas como RedIRIS nacieron a finales de los años 80, para dar soporte a grandes proyectos científicos, en particular, de física de altas energías (que sigue siendo uno de los principales generadores de tráfico en la red).
En esa época empezó a consolidarse la “e-ciencia”, o ciencia que requiere un uso intensivo de servicios TIC (procesamiento, almacenamiento, acceso a bases de datos, transporte de información por redes de muy alta capacidad, despliegue de sensores, desarrollo de aplicaciones, uso de herramientas colaborativas, gestión remota de equipamiento científico,…).
En la era de la revolución digital, ahora el progreso en casi todas las áreas del conocimiento está ligado a esos servicios TIC, y así lo ha entendido la Unión Europea, que intenta fomentar un modelo de ciencia abierta (“Open Science”) en el que las TIC desempeñan un papel fundamental.
Gracias a Internet, los científicos pueden difundir de forma directa los resultados de sus investigaciones, tanto los artículos que generen, como los datos en los que han basado sus resultados. Otros científicos pueden hacer comentarios a esos artículos, y pueden usar esos datos para replicar sus experimentos, o para formular nuevas hipótesis.
En un mundo que estará hiperconectado con la llegada del 5G, y en el que habrá miles de millones de dispositivos y sensores conectados a las redes, cada vez se generarán más datos, que habrá que identificar, almacenar, y transportar a través de las redes de comunicaciones. Eso ya está suponiendo un reto importante para los departamentos TIC de centros de investigación y universidades, y lo será más aún en el futuro.
¿Qué datos hay que almacenar? ¿Para cuánto tiempo? ¿En qué formato? ¿Quién se va a ocupar de hacer esa tarea, y quién la va a pagar, y cómo? Para que los datos estén accesibles han de almacenarse en repositorios en la nube, que han de estar convenientemente conectados. ¿Serán nubes públicas, privadas, mixtas? ¿Cómo se gestionará el acceso seguro a esos repositorios?
Estas preguntas y otras similares serán objeto de debate en la interesante mesa redonda sobre e-ciencia que tendrá lugar en nuestros próximos Grupos de Trabajo, que se celebrarán, gracias a la generosa colaboración de la Universidad de Castilla-La Mancha, en Ciudad Real del 27 al 29 de noviembre.
Y no será el único tema apasionante que abordaremos en ese evento: entre otras cosas, tendremos una sesión sobre rendimiento de las redes que han de transportar todos esos datos; otra sesión sobre el impacto de las tecnologías emergentes en el sector educativo y académico; una puesta al día de los servicios de RedIRIS, y un foro específico sobre un tema fundamental en este entorno, como es la seguridad.
El nuestro es un sector muy dinámico, y para comprobarlo solo hay que ver la evolución experimentada por RedIRIS en los 30 años transcurridos desde su creación: hemos pasado de conexiones de unos pocos Kbps, a, dentro de poco, enlaces de 100 Gbps, cuando adjudiquemos en 2019 el importante diálogo competitivo de 23 M€ que está ya en marcha para la renovación de nuestro equipamiento óptico.
Sin embargo, hay factores que no cambian con el tiempo, como la importancia de la colaboración para impulsar colectivamente las labores científicas y académicas. Desde RedIRIS intentamos facilitar la cooperación entre universidades y centros científicos, y, desde luego, nos beneficiamos de forma muy significativa de la ayuda que nos prestáis, y que esperamos devolver convertida en servicios que os resulten de utilidad.
¡Muchas gracias por todo, y vamos juntos a por los siguientes 30 años!