Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos en los medios de comunicación con noticias y reportajes que hacen referencia a las futuras "superautopistas de la información". Términos como "galaxia electrónica", "ciberespacio", "aldea global" se entremezclan en una especie de cóctel futurista en el que la palabra "Internet" suele aparecer como una pieza clave pero misteriosa del puzzle.
Parte de la sociedad (y en muchos países la clase política) empieza a percibir que nos encontramos ante algo realmente importante, ante la mayor revolución en materia de comunicaciones desde la invención del teléfono (hay quien dice que desde la de la imprenta), que permitirá a cualquier persona, donde quiera que se encuentre, el acceso instantáneo a todo tipo de información que necesite. En un mundo donde, cada vez más, la información constituye la base de la riqueza y del poder, la universalización y "democratización" de su accesibilidad constituye no sólo una revolución desde el punto de vista tecnológico, sino también una revolución social que cambiará mentalidades y aumentará las posibilidades de desarrollo de los individuos y los pueblos.
La Internet representa el auténtico embrión de las autopistas de la información de las que tanto se habla últimamente, con la diferencia de que no se trata de algo futurible, sino una realidad que usan a diario millones de personas en el mundo y decenas de miles en España. Muchos de los conceptos, mecanismos y herramientas de las comunicaciones del mañana ya existen hoy en la Internet y sólo la falta de mejores infraestructuras básicas de transmisión que permitan disponer de mayores anchos de banda a precios razonables, hacen que muchas partes de la Internet se asemejen todavía más a simples carreteras o caminos que a auténticas autopistas.
Cada día miles de nuevos usuarios se incorporan a la Internet desde casi todos los rincones del planeta, para estos neófitos el inmenso mundo electrónico que se abre de repente ante sus ojos resulta en muchos casos un poco caótico e intimidante, aunque la mayoría pronto quedan "enganchados" por sus inmensas posibilidades. Incluso para una buena parte de los usuarios veteranos la Internet siempre ha sido algo rodeado de cierto halo de misterio: saben cómo utilizar ciertas herramientas, pero desconocen por completo los fundamentos de su funcionamiento y organización. Este artículo pretende servir de introducción en la comprensión del complejo mundo de la Internet, ofreciendo una visión de conjunto sobre su forma de funcionar y organizarse, así como una panorámica general del pasado, presente y futuro de la Internet en el mundo y en España.
Si los ordenadores en sí mismos constituyen hoy en día una herramienta imprescindible de trabajo en todos los entornos de la vida del hombre, su interconexión en un entorno de red potencia considerablemente su utilidad, al permitir la compartición entre ellos de los distintos recursos e información, y a la vez servir de mecanismo inmejorable de comunicación y colaboración entre las personas usuarias de dichos sistemas.
Desde el punto de vista técnico, se puede definir la Internet como un inmenso conjunto de redes de ordenadores que se encuentran interconectadas entre sí, dando lugar a la mayor red de redes de ámbito mundial. Los usuarios de cualquier ordenador en cualquiera de estas redes pueden utilizar las herramientas comunes, muchas veces las mismas que ya utilizan en su entorno local, para comunicarse con cualquier otro usuario o acceder a la información o recursos de otros ordenadores en otras redes conectadas en cualquier otra parte del mundo. De esta forma, gracias a la Internet, millones de equipos informáticos comparten información y recursos y millones de personas se comunican entre sí de forma electrónica.
Desde un punto de vista más amplio la Internet constituye un fenómeno sociocultural de importancia creciente, una nueva forma de entender las comunicaciones que está transformando el mundo, gracias a los millones de individuos que a diario tienen acceso a esta inagotable fuente de información (la mayor que jamás haya existido) y que provocan un inmenso y continuo transvase de conocimientos entre ellos.
Dar una definición única y exacta de lo que es y supone el fenómeno Internet es prácticamente imposible. Si tuviéramos que aplicarle cuatro adjetivos éstos serían.
Poco se imaginaban los investigadores que a finales de los años 60 trabajaban en un proyecto de red experimental para la DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) del Departamento de Defensa de los EE.UU. la repercusión que sus trabajos iban a tener en las décadas siguientes. El objetivo del proyecto era la construcción de un sistema de comunicación entre ordenadores altamente flexible y dinámico, que permitiera utilizar cualquier tipo de medio y tecnología de transmisión y que siguiera funcionando incluso ante la eventualidad de la destrucción de partes de la red. Así, en 1969 nació la red ARPANET, auténtica precursora de la posterior Internet, interconectando 4 grandes ordenadores ubicados en distintas localizaciones.
La red ARPANET creció lentamente durante los años 70 hasta llegar a conectar unos 100 ordenadores a principios de los 80. Sin embargo, durante todos esos años, sirvió de banco de investigación, desarrollo y prueba de los pilares sobre los que se apoya la Internet: las normas y lenguajes comunes que permiten la comunicación entre los distintos ordenadores conectados, conocidos como familia de protocolos TCP/IP. La adopción oficial de éstos dentro de ARPANET en 1982 supuso un hito decisivo.
Pronto surgieron otras redes independientes que también eligieron los protocolos TCP/IP para la comunicación entre sus equipos como CSNET (Computer Science NETwork) y MILNET (red militar del Departamento de Defensa de EE.UU.). La interconexión entre ARPANET, MILNET y CSNET, que tuvo lugar en 1983, se suele considerar como el momento histórico del nacimiento de la red de redes que es la Internet.
A mediados de los años 80 se producen factores clave en el posterior despegue de la Internet. Numerosos fabricantes empiezan a sacar al mercado equipos que "hablan" TCP/IP, convirtiéndolo en el estándar "de facto" para la intercomunicación de ordenadores. Así mismo, la proliferación de redes de área local, que interconectan ordenadores en el ámbito de un edificio o campus, hace cambiar la tendencia de conectar únicamente al exterior los grandes ordenadores de las instituciones, por la necesidad de conectar redes locales enteras, facilitando así el acceso simultáneo al exterior a multitud de equipos informáticos por organización.
Un último factor decisivo fue el nacimiento en 1986 de la red NSFnet. Con el objeto de facilitar el acceso a toda la comunidad científica americana a cinco grandes centros de supercomputación, la National Science Foundation, ante los impedimentos burocráticos para usar la red ARPANET, decidió crear una red propia que acabaría convirtiéndose en la auténtica espina dorsal de la Internet. Dado su carácter abierto a toda la comunidad científica e investigadora (al contrario que las iniciativas anteriores más restringidas a los expertos en computadores y al área de defensa) la NSFnet desencadenó una explosión de conexiones, sobre todo por parte de las universidades. Así pues, aunque el objetivo inicial de la NSFnet era la compartición de costosos recursos de supercomputación, pronto las organizaciones conectadas descubrieron que disponían de un medio inmejorable de comunicación y colaboración entre ellas. El éxito de NSFnet fue tal que hizo necesarias sucesivas ampliaciones de la capacidad de sus líneas troncales, teniendo que ser multiplicada por 30 cada tres años: 56.000 bits por segundo (bps) en 1986, 1.5 millones de bps en 1989 y 45 millones de bps en 1992. La NSFnet ha sido y todavía es una de las piezas más importantes dentro del gran mecano que es la Internet.
Desde finales de los 80 la Internet ha venido experimentando un crecimiento exponencial en casi todos sus parámetros, como se aprecia en las figuras adjuntas (1, 2 y 3) donde se muestran, respectivamente, los crecimientos en número de ordenadores conectados, número de redes conectadas y tráfico mensual que pasa por NSFnet (sólo una fracción del intercambiado por toda la Internet). Estos crecimientos tan enormes no tienen precedentes en la historia de las comunicaciones, ni siquiera en la red telefónica.
Otro fenómeno que se viene produciendo en los últimos años ha sido el de la universalización de la Internet tanto en el aspecto geográfico como en el del perfil de sus usuarios. Cada vez son más los países que disponen de plena conectividad dentro de Internet (ver figura 4), lo que hace que la Internet sea un fenómeno de alcance mundial, como se aprecia en el mapa de conectividad internacional de la figura 5. En cuanto al tipo de usuarios, la Internet hace ya bastante tiempo que dejó de ser un reducto de científicos e investigadores; cada vez es mayor el porcentaje de usuarios del ámbito empresarial y comercial (figura 6).
La inmensa mayoría de los usuarios de Internet desconocen por completo cómo funciona. Si bien es cierto que para usar la Internet no es necesario conocer los fundamentos de su funcionamiento, no es menos cierto que el disponer de algunas nociones puede ayudar en muchas ocasiones.
La característica primordial de la Internet es la de ser un sistema universal de comunicaciones capaz de acomodar la más absoluta diversidad, permitiendo que todo tipo de equipos (superordenadores, ordenadores personales, impresoras, tostadoras ...), de todo tipo de fabricantes, puedan comunicarse entre sí de forma transparente, mediante el empleo de todo tipo de redes (locales, metropolitanas, extendidas), todo tipo de tecnologías (Ethernet, Token Ring, FDDI, red telefónica, RDSI, X.25, líneas dedicadas ...) y todo tipo de medios físicos de transmisión (cables de cobre, fibra óptica, ondas de radio, satélites ...).
El aglutinante que hace posible aunar semejante diversidad es el conjunto de normas y lenguajes comunes de comunicación entre sistemas, conocido como familia de protocolos TCP/IP. Bajo este nombre genérico se engloban más de 100 normas o protocolos abiertos (no dependientes de ninguna casa comercial) que se han convertido en el estándar "de facto" para la comunicación entre ordenadores. Cada uno de los protocolos se especializa en dar solución a algún aspecto específico de la compleja problemática que presenta la comunicación de datos entre equipos informáticos diversos, a través de medios diversos y con fines diversos. Así, por ejemplo, existen protocolos que definen la forma de funcionar de aplicaciones concretas como el correo electrónico (SMTP: "Simple Mail Transfer Protocol"), la transferencia de ficheros (FTP: "File Transfer Protocol"), etc.
Los dos protocolos más importantes son los que dan nombre a toda la familia: IP ("Internet Protocol") y TCP ("Transmission Control Protocol").
El protocolo IP es la pieza clave sobre la que se construye toda la Internet. Define una red de conmutación de paquetes en la que la información a transmitir es fragmentada en trozos o paquetes. Cada paquete es enviado con la dirección del ordenador donde ha de ser entregado y, de forma similar a como funciona un sistema postal, cada paquete viaja independientemente de los demás por la red hasta alcanzar su destino. Los equipos que interconectan las distintas piezas (las distintas redes) y toman las decisiones de por donde es mejor enviar cada paquete IP en base a su dirección de destino, se denominan encaminadores o "routers". La principal cualidad de los paquetes IP es que son capaces de utilizar cualquier medio y tecnología para su transporte, "saltando" de router a router hasta llegar a su destinatario.
Una consecuencia evidente de este mecanismo de funcionamiento es la necesidad de que todos los ordenadores conectados dispongan de direcciones distintas, estos identificadores unívocos en Internet, denominados direcciones IP, son números de 32 bits que se suele escribir de la forma a.b.c.d (donde a, b, c y d son números menores de 255). Una parte de esta dirección identifica la red entre todas las que hay conectadas en la Internet y es la que usan los routers a la hora de encaminar los paquetes. La otra parte de la dirección identifica el ordenador concreto entre todos los que hay conectados dentro de esa misma red.
En su tránsito por las distintas redes y equipos encaminadores puede ocurrir que haya paquetes IP que se pierdan, lleguen duplicados o con errores en la información que contienen. Cuando la información a transmitir no cabe en un único paquete IP es necesario "repartirla" en varios paquetes, que pueden llegar desordenados a su destinatario. El protocolo TCP se encarga de subsanar estas posibles deficiencias para conseguir un servicio de transporte de información fiable de cara a las aplicaciones.
Se ha indicado la necesidad de identificar cada ordenador conectado a Internet por medio de una dirección numérica unívoca. Sin embargo, éstas normalmente sólo son usadas por los propios ordenadores, mientras que los usuarios humanos tienen la posibilidad de utilizar nombres, más fáciles de usar y recordar que las direcciones numéricas, para referirse a las máquinas. Ésto se consigue gracias al servicio de nombres de Internet o DNS ("Domain Name System"), habiendo sido ésta una de las aportaciones que más ha contribuido al crecimiento de la Internet.
Básicamente el DNS consiste en una base de datos distribuida de forma jerárquica por toda la Internet que es consultada por las aplicaciones de usuario para llevar a cabo la traducción entre los nombres y las direcciones numéricas. La distribución jerárquica (ver figura 7) permite crear distintos niveles o dominios de responsabilidad para garantizar la univocidad de los nombres (lógicamente no puede haber dos ordenadores en Internet con el mismo nombre): en el nivel superior se encuentran los dominios asociados a los distintos países ("uk": Reino Unido, "ch": Suiza, "es": España, etc.) aparte de algunos especiales ("edu", "com", "net", etc.); por debajo de éstos se suelen encontrar los dominios correspondientes a las distintas organizaciones conectadas a Internet dentro de cada país (por ejemplo, dentro de España, "upm": Universidad Politécnica de Madrid, "uab": Universidad Autónoma de Barcelona, etc.), que a su vez pueden estar estructuradas en departamentos a uno de los cuales pertenece el ordenador nombrado. El nombre en Internet de una máquina se construye yuxtaponiendo los nombres de los distintos niveles separados por puntos, por ejemplo: greco.dit.upm.es. El administrador de cada nivel, que mantiene su parte correspondiente de la base de datos distribuida del DNS, es responsable del registro de los nombres de dominio dentro de su nivel, garantizando que sean únicos a ese nivel.
Los protocolos IP y TCP (junto con algún otro protocolo básico como UDP: "User Datagram Protocol") y el DNS constituyen el soporte sobre el que se sustentan las aplicaciones en Internet, es decir, los servicios que permiten a los usuarios efectuar tareas útiles.
Una de las características esenciales de la Internet es su descentralización: nadie gobierna la Internet, cada red conectada conserva su independencia. Sin embargo, para que semejante anarquía funcione es necesaria la existencia de una serie de procedimientos y mecanismos de coordinación.
En primer lugar, es necesario tener claro que la conexión a Internet por parte de un usuario (entendiendo por usuario desde una gran organización con toda su red corporativa y multitud de individuos, hasta un simple individuo a título particular) se efectúa siempre por medio de un proveedor de servicio de acceso a Internet. Cada proveedor de servicio dispone de su propia infraestructura de red y de su propio "menú" de servicios, modalidades de acceso a los mismos y precios. En función de las necesidades del usuario y de la oferta del proveedor las posibilidades de conexión son muy variadas, pudiendo ir desde una conexión permanente mediante una línea dedicada de gran capacidad, hasta un simple acceso esporádico mediante llamada telefónica, pasando por el acceso restringido a determinados servicios o equipos mediante el empleo de pasarelas de aplicación y "cortafuegos".
A su vez, los proveedores de servicio llegan a acuerdos de interconexión entre ellos para el intercambio del tráfico entre sus redes o para permitir su tránsito hacia otros proveedores. La existencia de proveedores con infraestructura de red de distintos tamaños y ámbitos geográficos, da lugar a una cierta jerarquía de redes dentro de Internet en cuyo vértice están las grandes redes troncales o "backbones". En esta categoría se pueden englobar: las redes de las agencias federales de los EE.UU.: NSFNET (la más importante), NSINET (NASA), ESNET (Departamento de Energía), MILNET, interconectadas entre sí en los denominados FIX ("Federal Internet eXchange") y que en la actualidad convergen hacia la NREN ("National Research and Education Network"); las grandes redes de proveedores comerciales: AlterNet, PSI, Sprint, CERFnet, etc., interconectadas entre sí en los denominados CIX ("Comercial Internet eXchange"); y las grandes redes internacionales como EuropaNET, Ebone, etc. que se interconectan con todas las anteriores en el denominado GIX ("Global Internet eXchange") o punto de interconexión global de Internet. Las grandes redes troncales conectan a su vez a los proveedores intermedios como por ejemplo las denominadas redes regionales en los EE.UU. o las redes académicas nacionales: AARNet (Australia), JANET (Reino Unido), SWITCH (Suiza), RedIRIS (España), etc. Por último, las redes intermedias dan servicio a las redes de las organizaciones finales como pueden ser la red de una universidad o la red corporativa de una empresa. Normalmente son éstas las que dan soporte y acceso al usuario final.
Un paquete IP enviado entre dos ordenadores de Internet suele pasar por muchas redes distintas bajo distintas responsabilidades de gestión. Para resolver los problemas de funcionamiento que puedan surgir, cada proveedor dispone de su centro de gestión y operación de red (NOC: "Network Operation Centre"), existiendo asimismo, mecanismos y herramientas de coordinación entre los NOCs de los diferentes proveedores. También existen organismos, como el RIPE NCC en Europa, que facilitan esta coordinación entre los proveedores de servicios Internet mediante el desempeño de tareas imprescindibles.
De la forma de funcionamiento de la Internet se desprende la necesidad de administrar una serie de recursos comunes. Esta especie de servicio público para toda la comunidad Internet la desempeñan los denominados NIC ("Network Information Center"), que se encargan de actividades vitales como son la asignación de direcciones IP, el registro de nombres de dominio y la gestión partes importantes del DNS. Estas tareas se encuentran descentralizadas por áreas geográficas, así a nivel mundial se encarga el InterNIC, en Europa el RIPE NCC y en España el registro delegado de Internet en España o "ES-NIC" (gestionado por RedIRIS).
Por último, el necesario marco institucional que orientara y coordinara la adecuada evolución de la Internet, fue creado a principios de 1992 con la Internet Society (ISOC). Se trata de una sociedad profesional internacional sin ánimo de lucro, formada por organizaciones e individuos de todos los sectores involucrados de una u otra forma en la construcción de la Internet (usuarios, proveedores, fabricantes de equipos, administradores, etc.), cuyo principal objetivo es fomentar el crecimiento de la Internet en todos sus aspectos (número de usuarios, nuevas aplicaciones, mejor infraestructura, etc). También se encarga del desempeño de actividades de importancia crítica como son el desarrollo de los estándares, el control de la correcta administración de los recursos de Internet delegada en los NICs, la coordinación en temas de investigación y la cooperación con otros organismos internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), la Organización Internacional de Estandarización (ISO) y las Naciones Unidas.
La ISOC dispone de una serie de órganos con distintas responsabilidades.
El objetivo último de la Internet no es la mera conexión e intercomunicación entre millones de ordenadores, sino el servir de medio para que las millones de personas usuarias de esos ordenadores lleven a cabo tareas útiles y necesarias de forma mucho más eficiente y rápida que antes. Para ello se dispone de multitud de servicios o aplicaciones, que constituyen las herramientas de trabajo del usuario de Internet o "internauta".
La mayoría de las aplicaciones trabajan según el denominado modelo cliente-servidor, en el que existe un programa cliente funcionando en el ordenador del usuario interactuando con otro programa servidor funcionando en un equipo remoto. La forma de interactuar entre la parte cliente y la parte servidora está normalizada para cada aplicación mediante el correspondiente protocolo. De esta forma, pueden existir diversidad de implementaciones, tanto de la parte cliente como de la parte servidora, para los distintos tipos de ordenadores y sistemas operativos, que ofrecen la misma funcionalidad.
Una vez que un ordenador está conectado a la Internet cualquier usuario desde él puede efectuar gran cantidad de tareas, siempre que tenga instalado el software necesario.
Para empezar, puede:
Ante la infinidad de recursos e información accesibles, uno de los principales problemas a los que se enfrenta el usuario de Internet es el de la localización de los mismos. Hasta hace poco sólo se disponía de métodos rudimentarios que ayudaran a esta localización (guías de recursos, consultas en listas de distribución y grupos de News o transmisión oral). Uno de los mayores logros en Internet durante los últimos años ha sido el desarrollo de herramientas avanzadas que facilitan enormemente la labor de localización, acceso y consulta de los recursos e información requeridos en cada momento. Entre estas nuevas aplicaciones destacan.
* Archie, para la localización de ficheros almacenados en archivos de acceso público.
* WAIS, que facilita la búsqueda de información por palabras clave en cientos de bases de datos.
* Gopher, para acceder a los distintos recursos de Internet de forma sencilla, guiado mediante un sistema de menús anidados.
* WWW ("World Wide Web"), para "explorar" la Internet mediante un sistema basado en hipertexto, distribuido y multimedia. El auge experimentado por esta aplicación en los últimos meses no tiene precedentes en toda la historia de Internet.
Por último, la popularización de los ordenadores con capacidades multimedia, está dando lugar al surgimiento de aplicaciones multimedia (entre las que pueden incluirse Gopher y WWW) como son el correo electrónico multimedia (basado en el estándar MIME de Internet) que soporta la transmisión de mensajes que contengan imágenes, audio, vídeo, etc. y las aplicaciones multimedia en tiempo real (basadas en técnicas de "multicast IP") que permiten la transmisión de imágenes, pizarras electrónicas, audio y videoconferencia, etc.
Gracias a la red virtual MBONE (red por encima de Internet cuya estructura y alcance se representa en la figura 8), en la actualidad ya se retransmiten en directo por Internet acontecimientos tales como conferencias y reuniones internacionales de todo tipo, misiones científicas (como las últimas expediciones del transbordador espacial de la NASA), operaciones médicas, cursos de teleenseñanza, etc. Desde cualquier ordenador conectado a MBONE un usuario puede "sintonizar" la retransmisión que más le interese o incluso participar en ellas. Como ejemplo, la figura 9 muestra un momento de la audio-videoconferencia emitida recientemente desde Fermilab con ocasión del descubrimiento del "TOP Quark" vista y oída desde un ordenador en las oficinas de RedIRIS en Madrid. El principal factor que puede limitar una mayor extensión de este tipo de aplicaciones son los elevados anchos de banda requeridos.
En el gráfico de la figura 10 se muestra el crecimiento del número de ordenadores conectados a Internet en España en comparación con los conectados en toda Europa y en todo el mundo. Últimamente, las tasas de crecimiento en España son incluso superiores a las de la media europea y mundial, con incrementos de hasta un 15% mensual.
En cuanto al número de organizaciones españolas con conectividad total a Internet, la gráfica de la figura 11 muestra la evolución experimentada. Un dato interesante es el de la distribución de ordenadores conectados a Internet por organización (figura 12), pues da idea del grado de penetración o uso dentro de cada una.
Entre los factores a destacar de la situación española está la de la escasez de alternativas (en comparación con la situación en EE.UU. o en otros países europeos) que tienen los interesados en acceder a Internet. Hasta la fecha, únicamente existen dos proveedores de servicio de conectividad plena con Internet (sin contar servicios restringidos a determinadas aplicaciones como mensajería electrónica).
RedIRIS también realiza las funciones de registro delegado de Internet en España (ES-NIC), servicio público imprescindible que se presta a cualquier organización o proveedor de servicios Internet en España que lo requiera. Las funciones desempeñadas por el ES-NIC son las de registro de nombres de dominio para su uso en Internet por organizaciones españolas, gestión nacional del servicio de nombres de Internet (DNS), asignación de direcciones IP y coordinación de proveedores de servicios Internet nacionales.
El éxito de la Internet ha sido notable. En la actualidad conecta más de 2 millones de ordenadores en unas 30.00 redes en alrededor de 90 países. El número total de usuarios se estima en más de 20 millones de personas con un crecimiento cercano al 10% mensual. Las aplicaciones cada vez son más sofisticadas y sencillas de utilizar. Cada vez es mayor el número de usuarios comerciales y de proveedores tanto de información como de servicios en Internet. Un dato significativo es el enorme interés que han empezado a mostrar las grandes compañías telefónicas de todo el mundo, muchas de las cuales hasta hace poco la ignoraban o consideraban a la Internet un "juguete" de científicos e investigadores un poco chalados.
Las claves del éxito hay que buscarlas en toda una conjunción de factores entre los que destaca el marco participativo que ha sabido forjar la Internet a su alrededor, con órganos como la ISOC o el IETF. Gracias a una filosofía muy práctica en el desarrollo de normas se ha conseguido crear una arquitectura de comunicaciones extraordinariamente abierta, muy atractiva para todo el mundo (fabricantes, usuarios, etc.), que permite la interoperación de todo tipo de equipos y medios de transmisión. Por último, al ofrecer una solución de conectividad universal a bajo coste (gracias a la economía de escala que supone la compartición de recursos), infinidad de aplicaciones y buen rendimiento general, la Internet ha sabido atraer a los más diversos usuarios: académicos, comerciales, gubernamentales, profesionales, etc.
Los mayores problemas a los que se enfrenta la Internet en la actualidad son, paradójicamente, los derivados de su propio éxito. El crecimiento explosivo que está experimentando plantea problemas muy serios a medio plazo como son el agotamiento de las direcciones IP (que en su día no fueron diseñadas pensando en una Internet tan grande) y la congestión de los routers por exceso de rutas (información de encaminamiento hacia las redes conectadas). Por otra parte, la creciente incorporación de usuarios comerciales choca en ocasiones con la existencia de restricciones al tráfico comercial (las denominadas políticas de uso aceptable o AUP) en partes importantes de la Internet financiadas con fondos públicos.
Los nuevos retos a los que ha de enfrentarse la Internet son muchos y de diversa índole (técnica, económica, legal).
A nivel técnico ya se han adoptado medidas que, a corto plazo, permiten mitigar los problemas más acuciantes de agotamiento de direcciones y de congestión de los routers, mediante la puesta en marcha de nuevos mecanismos de asignación de direcciones y de encaminamiento en Internet. Esta solución, bautizada genéricamente con el nombre de CIDR ("Classless InterDomain Routing"), permitirá disponer del tiempo suficiente para abordar el desarrollo de soluciones a medio-largo plazo que cubran los diferentes retos técnicos planteados. Estas soluciones pasan por el desarrollo de un nuevo protocolo de red (que sustituirá al actual IP) y al que ya se conoce como IPng ("IP next generation").
Para resolver los retos de naturaleza no técnica (económicos, legales, etc.) son necesarias importantes actuaciones administrativo-políticas, en las que la Internet Society puede y debe jugar un importante papel catalizador. Iniciativas como la NII ("National Information Infraestructure") por parte la Administración de los EE.UU., fuertemente apoyada por el vicepresidente Al Gore (el mejor valedor de la Internet en el mundo), son un ejemplo de como el sector público y privado deben unir sus fuerzas en aras a construir las superautopistas de la información del mañana. La integración de los distintos sectores de la sociedad (enseñanza, gobierno, hogares, empresas, bibliotecas, centros culturales y de ocio, etc) mediante estas autopistas de información de las que la Internet será pieza clave, constituirá la base del futuro desarrollo económico, al permitir optimizar los recursos disponibles, minimizar los tiempos de acceso a la información necesaria, incrementar la productividad y mejorar la calidad de vida de las personas.