Justificación
Con la incorporación de nuevos usuarios a la Red los grupos electrónicos experimentan un crecimiento espectacular. Para muchos su utilidad es cuestionable, los contenidos irrelevantes o inabarcables... Para otros es un medio de desarrollo profesional y personal, o también un entorno de aprendizaje virtual destinado a jugar un papel importante en la sociedad del conocimiento.
En este artículo describiremos la evolución y dinámica que experimentan las listas de distribución de temática general, así como algunos parámetros para su evaluación. Creemos que nos pueden servir para:
- Comprobar si es un entorno de aprendizaje válido en el marco de una situación educativa no presencial
- Determinar si es un medio de desarrollo profesional o personal de sus miembros.
- Establecer iniciativas correctoras para evitar su decadencia.
- Y justificar los recursos dedicados a su funcionamiento
Nuestro trabajo está basado en la experiencia como co-moderador, en la observación participante y en la investigación que estamos realizando sobre Edulist (grupo de temática educativa).
La vida de las listas
Las listas de discusión son un fenómeno nuevo, como el entorno telemático en general, y están inmersos en un proceso de difusión. Para estudiar su evolución puede sernos útil situarnos en el marco de la teoría de la difusión de las innovaciones formulada por Rogers [1]. Según él, en todo proceso de innovación hay que distinguir diferentes categorías de personas en relación al papel que desempeñan en la adopción de una idea, medio o tecnología: los innovadores, los adaptadores tempranos, la mayoría temprana, a mayoría tardía y los rezagados.
En general el éxito de una innovación ocurre cuando sucesivas oleadas de personas observan a los adoptadores tempranos y los imitan (o son convencidos para obtener los beneficios que ellos obtienen). En relación con la adopción dinámica de las listas de distribución por diferentes personas, podemos distinguir cuatro etapas evolutivas:
A partir de la teoría de la difusión de las innovaciones y con las etapas del ciclo natural de la vida de las listas, establecidas por Kat Nagel [2] podemos distinguir cuatro etapas evolutivas:
- Entusiasmo y proselitismo. Euforia inicial por parte de los primeros subscriptores en su proceso de adaptación al uso del nuevo medio telemático. Este primer sector (adaptadores tempranos) realizará una labor divulgativa de las excelencias de la lista para conseguir que otras personas se incorporen al grupo.
- Crecimiento. Como consecuencia de la labor realizada por los pioneros, nuevas personas se adaptan a la utilización del medio telemático. En este punto se consigue la masa crítica de usuarios que hace viable el grupo.
- Conciencia de grupo. Es el punto álgido en la evolución de la vida de la lista. Se comparte la información, se discute. Los expertos ayudan a los menos experimentados. Se desarrollan relaciones personales. Los nuevos participantes son acogidos con generosidad y paciencia. Todas las personas (recién llegados y veteranos) se sienten cómodos preguntando, haciendo sugerencias y compartiendo opiniones.
- Incomodidad con la diversidad. Con el crecimiento de la subscripción, el número de mensajes aumenta extraordinariamente. Se repiten los temas de las intervenciones, aumentan las demandas y son pocas o nulas las respuestas. Asistimos a un gran movimiento de altas y bajas, puede incluso aumentar la subscripción, pero el ruido se convierte en el rasgo dominante.
Algunos suscriptores pueden intervenir expresando su malestar, y se dedica más espacio a criticar las intervenciones fuera de tema, que a intervenir en el sentido apropiado. Aumenta el cansancio y el desencanto sobre la utilidad de la lista. El grupo está ya sentenciado.
¿Cómo evitar, lo que tal vez sea, una decadencia natural y espontánea de los grupos de discusión?
En mi opinión los grupos deben contar con una minoría activa que los dinamice y corrija su decadencia.
Algunos autores[3] también llaman a esta minoría dinámica implicada en el funcionamiento de un grupo: la masa crítica. Es el núcleo que cohesiona y dinamiza. Está formado por un sector de personas suscritas más veteranas y con cierto "status" dentro del foro. Éstas serian sus características:
- Interviene habitualmente
- Propone iniciativas
- Elabora documentos para uso del grupo: las Normas de Uso y las Preguntas Más Frecuentes.
- Inicia los debates
- Plantea temas diversos
- Anima la participación
- Contesta las preguntas
- Facilita información útil para las personas suscritas
Sin embargo la minoría activa no se mantiene sin una "interdependencia recíproca"3. Es necesaria una retroalimentación por parte de los otros participantes (ocasionales o regulares) o el sector activo no se sentirá motivado a seguir en el grupo. Este hecho puede darse, por ejemplo, si el balance entre los suscriptores nuevos y veteranos se desvía hacia el lado de los primeros.
La mera actuación individual del administrador no siempre va a impedir la decadencia del grupo. Puede darse el caso que la masa crítica sea suplantada por el administrador o moderador y su intervención (que podríamos calificar de autoritaria) puede interferir negativamente en la formación del sector más activo y con conciencia de grupo. La situación deseable sería, según nuestra opinión, la de la comunidad virtual automoderada donde un sector activo se implica en su dinámica y funcionamiento.
Parámetros para su evaluación
Como en todos los grupos sociales existen unos elementos que nos permiten analizar su evolución, dinámica y evaluar su razón de ser. Estos parámetros son:
- Tamaño de la lista
- Relevancia del contenido
- Volumen de la información
- Tipos de mensajes
- Movimiento de la subscripción
- Participación
- Conductas insolidarias
- Interactividad
- Moderación
El tamaño de una lista
¿Qué es mejor una lista grande o pequeña? Según Jesús Sanz de las Heras[4] el crecimiento de una lista por encima de los 500 miembros o un exceso de distribuciones diarias (más de 10 msjs.) hace que las listas dejen de ser consideradas válidas por sus componentes. En la misma línea, algunos autores [5] consideran que, cuanto más grande sea una lista, menos probabilidades tiene de conseguir sus objetivos.
El tráfico aumenta y también los costos (técnicos, de organización). El anonimato es más grande y quizás, también, la no-implicación o la tentación de conductas insolidarias.
Por otro lado, algunos suscriptores pueden no sentirse motivados a intervenir, si creen que su participación quedará difuminada entre centenares de usuarios.
En nuestra opinión, la razón de ser de un grupo telemático depende más de su dinámica interna, que del número de personas suscritas. Todas las listas pueden ser útiles: las grandes, las pequeñas las específicas, las generales... Si bien es verdad que las dificultades y los desafíos en las listas de primer y segundo nivel son más grandes, también lo son, los beneficios. Ya que las relaciones y los grupos cooperativos que pueden generarse son más diversas.
La relevancia del contenido
Algunas personas piensan que el contenido de los mensajes de una lista de distribución (especialmente de temática general) no compensa el esfuerzo empleado en filtrarlos.
Desde mi punto de vista sería difícil definir qué es el nivel académico o científico para una gran mayoría de listas (especialmente las de temática general). Por otro lado, creemos que no debe de olvidarse la función pedagógica o de divulgación que cumplen las listas, ya sea en relación a su temática, o con la incorporación de nuevos usuarios al entorno virtual.
Algunos autores destacan el hecho de que, en los medios de comunicación unidireccional el filtraje también se da, aunque al tenerlo interiorizado parece que no exista. Las listas son un nuevo medio de comunicación interactivo radicalmente diferente de los convencionales. En la medida en que se va desarrollando la cultura virtual y las rutinas de filtraje, el problema puede verse de distinta forma (lo cual no significa que no pueda existir).
El volumen de la información
En el momento histórico actual de difusión de las Redes, crece el número de usuarios de Internet y con ellos, el número de suscriptores de algunas listas.
El crecimiento de la subscripción puede llevar aparejado el incremento de tráfico, que sobrepasará el ancho de banda o umbral de lectura de una persona.
Al aumentar el número de mensajes distribuidos, algunos suscriptores sienten que no pueden invertir más tiempo en leer todos los correos que llenan su buzón. Es una sensación real que todos los participantes en los grupos de discusión hemos experimentado alguna vez. Un sector de usuarios, sin embargo, puede desarrollar sus propias rutinas, generalmente aprende a leer los títulos de las cartas y a abrir sólo unos cuantas. Otros pueden considerar que los contenidos no valen el tiempo dedicado a filtrarlos, y se darán de baja de la lista.
En mi opinión, es importante que los administradores (o un grupo de participantes) establezcan una serie de estrategias, para evitar las intervenciones repetitivas o fuera de tema. Si la lista cuenta con unas Normas de Uso y/o las Preguntas Frecuentes, será conveniente sugerir su lectura y evitar las conductas impropias (publicidad, diálogos personales...).
Estudio de los mensajes
Las intervenciones, en un grupo de discusión telemático, pueden estudiarse atendiendo a la forma, la función y el contenido.
Con relación a la forma, las aportaciones a los grupos de discusión suelen ser breves y de registro coloquial. Las hemos clasificado como: pregunta, respuesta, argumentación y anuncio.
Es importante que en un grupo electrónico exista un cierto balance formal. Una lista donde prevalezcan las preguntas y los anuncios por encima de otras formas de intervención, nos indica que la tendencia de los participantes es más la de conseguir información que la de compartirla. Si además el porcentaje de respuestas es bajo, podríamos encontrarnos ante un grupo inestable de futuro incierto.
Por anuncios no entendemos exclusivamente publicidad, ya que en su forma más directa suele ser mayoritariamente repudiada por los internautas, sino aquellos mensajes que comunican la realización de cursos, conferencias o actualizaciones de webs (más o menos personales). También un excesivo número de estos mensajes unidireccionales puede acabar por cansar a los subscriptores.
En nuestra opinión la gran interactividad que propicia el correo electrónico lleva a muchas personas a abusar del estilo conversacional propio de la lengua oral. Son frecuentes los mensajes con una sola pregunta o con un simple comentario "estoy de acuerdo contigo" o "a mi me ha ocurrido lo mismo" o con estos comentarios intercalados en medio de fragmentos de una carta a la que se contesta. Todos ellos son más propios de una conversación telefónica o cara a cara donde la capacidad de respuesta es inmediata y los referentes otros. Un abuso del estilo coloquialismos ("el chateo") en un grupo electrónico puede ser visto por algunos participantes como una degradación del nivel de intervenciones
No debemos olvidar que la comunicación en las listas es primordialmente textual con sus inconvenientes y ventajas. Entre estas últimas estaría la capacidad de reflexionar, de elaborar nuestros argumentos tanto al leer como al escribir.
Como siempre la clave está en el equilibrio y la diversidad. Si una comunidad virtual cuenta con una dinámica interactiva y con una participación estable se va a caracterizar por una gran variedad formal en los contenidos distribuidos.
La función de una intervención nos indica el objetivo que el autor pretende al enviarlo al grupo. Las categorías principales son tres: demanda de información, intercambio de información y línea temática.
En los mensajes de demanda de información el autor solicita del grupo: consejo, recursos o experiencia. Los de intercambio de información son aquellos en los que se informa de la existencia de un recurso, fuente o hecho, se expone una opinión o se contesta a una demanda.
Las líneas temáticas, generalmente, se originan a partir de un mensaje iniciador y una cadena de intervenciones que tienen por título "RE:" y la frase que identifica la intervención inicial.
La persona iniciadora de la orientación temática acostumbra a tener un status alto dentro del grupo, en el sentido de que pertenece a su minoría activa y pretende conscientemente (y a menudo explícitamente) provocar una reacción o pronunciamiento de los otros participantes. Las líneas de discusión pueden desembocar en sublíneas (o líneas temáticas relacionadas, aunque diferentes) que suelen empezar cuando alguien elimina el "RE:" e introduce otro título en el mensaje.
Cuando una línea temática despierta el interés de un sector la frecuencia de las intervenciones aumentan, entonces nos encontramos ante un debate. El debate implica un alto grado de interactividad y se caracteriza por un aumento del número de intervenciones diarias, las cuales se encadenan, en un juego de réplicas y contraréplicas, durante un período de tiempo determinado.
En un debate podemos distinguir tres fases: inicio, descenso y decadencia. El inicio empieza con el primer mensaje que abre el debate, al que siguen un conjunto de intervenciones a favor y en contra. Esto nos llevan a la cima o punto más alto de participación, que da paso a la fase de descenso donde se encadenan las intervenciones, que pueden llegar a perder la relación con el primer mensaje.
La fase de decadencia está integrada por intervenciones repetitivas en su contenido (personas que vuelven a explicar sus puntos o otros que no han leído los mensajes anteriores). Esta fase puede, en algunos casos, derivar hacia otra sublínea de discusión y reavivar el debate, si bien con diferencias temáticas. En esta fase final suelen levantarse voces pidiendo que no se reiteren los argumentos o proponiendo el cambio de línea de discusión.
La función de los moderadores, o de los participantes más activos, seria la de recomendar que los argumentos no se transformen en calificativos personales y la de evitar que la fase de decadencia se prolongue más de lo estrictamente necesario.
Los debates suelen ser un proceso interactivo muy importante. Animan la vida del grupo y despiertan el interés de sus miembros; tanto entre los participantes activos, como entre los potenciales, o entre el sector de "sólo lectura".
Sin embargo, no todos los subscriptores reaccionan de la misma manera ante los debates. Su proliferación puede generar una sensación de cansancio o irrelevancia.
Por ejemplo, tal como se exponía en una intervención en Edulist:
"Hace pocos meses que estoy con vosotros. La ilusión inicial la he ido perdiendo. ¿Para qué sirve esta "Nueva Tecnología" de la que hablamos todos? Yo creía que para poder ampliar ámbitos de trabajo y profundización. Pero me da la impresión que preferimos, en general, entrar en debates sin posible solución y que para mí, por el momento, carecen de interés inmediato: balcanización, democracia y LOGSE, Escuela pública v. Escuela privada....
(...) No dudo de que son temas apasionantes pero, me acaban recordando las asambleas de facultad de los años 70. Palabras, palabras, palabras, donde cada uno saca a relucir sus temores, demonios, utopías, o lo que queráis. Pero, después de esto ¿dónde queda nuestra "profesionalidad" y qué hacemos con ella?
Sinceramente, temo que esto acabe siendo un escaparate más, pero sin ir más lejos. ¡Una nueva tecnología para seguir haciendo lo de siempre! ¡Una asamblea, donde todos tomamos la palabra y ya está!"
Msj. n.2899 (2 -5-98)
El movimiento de la subscripción
Mediante unas instrucciones simples, enviadas por correo electrónico, los usuarios pueden darse de alta o baja automáticamente, según sus intereses o circunstancias, produciéndose una oscilación en el número de subscriptores. Existe un sector de subscriptores flotante, en todos los grupos, que abandona la lista temporalmente o definitivamente.
Un parámetro importante a estudiar es el grado de estabilidad de un grupo electrónico. Este elemento no lo podemos determinar únicamente a partir de las personas que participan activamente, sino que debe ser inferido de su totalidad.
Una gran oscilación de altas y bajas indica que no existe conciencia de grupo, y que los subscriptores no reciben ningún beneficio con su pertenencia a la lista. Si los subscriptores más veteranos, no permanecen y dinamizan el diálogo, se reproducen, cíclicamente, los mismos debates, argumentaciones o preguntas. Este hecho provoca el aburrimiento y la huida de los participantes más activos, generando así un círculo vicioso:
Los grupos que consiguen escapar a esta decadencia espontánea han desarrollado diversas estrategias, que ya hemos citado (Normas de Uso, Preguntas Frecuentes...). Por otro lado la aplicación que gestiona las listas archiva automáticamente las intervenciones y cuenta con un sistema de busca muy potente; en la medida en que los subscriptores se habitúen a consultarlos podrán evitarse las repeticiones de preguntas o temas.
La participación
Uno de los problemas con el que topan los investigadores (y los propios integrantes de los grupos electrónicos) es el de la aparente poca participación. Si examinamos la producción escrita de una lista, veremos que sólo una pequeña minoría hace aportaciones al forum. Según algunos estudios, este sector que contribuye con 11 o más mensajes anuales, se puede cifrar entre el 8 y 9% del total de personas suscritas[6] El resto de componentes contribuyen de manera diversa, pero una inmensa mayoría participa leyendo o "escaneando" los mensajes.
Puede parecer una gran paradoja cuando estamos tratando de un medio que facilita la comunicación interpersonal por encima del tiempo y de la distancia.... Sin embargo los mensajes distribuidos en una lista no lo son todo. En un grupo activo, diverso y con una subscripción estable, se generan infinidad de comunicaciones y relaciones paralelas al foro que pueden ser de gran utilidad.
Por otro lado es también la misma situación que se da en cualquier grupo presencial (reuniones, clases, conferencias...), donde generalmente la comunicación es unidireccional (conferenciante - público).
En cualquier caso, nuestra hipótesis de trabajo es de que, potencialmente, la participación es más grande en un grupo virtual que en uno de presencial, debido fundamentalmente a la ausencia de indicadores sociales que se da en la primero.
Conductas insolidarias
Según Garrett Hardin[7]las comunidades, en las que los humanos tendemos a agruparnos, cumplen la función de conseguir unos bienes determinados, los cuales no se pueden alcanzar, o son muy costosos de hacerlo individualmente. Como, aparentemente, estos bienes comunes se consiguen con independencia del grado de participación individual, existe la tentación de no contribuir a su conservación. Cuando esta actitud insolidaria se generaliza, puede provocar el agotamiento o la destrucción de los bienes de la comunidad.
Este dilema social, o "problema del llanero solitario"[8], podemos encontrarlo en muchos de los conflictos con los que nos hemos de enfrentar como integrantes de cualquier grupo social. Esta tensión, individuo-grupo, es una constante también en las comunidades virtuales. Según Kollock y Smith en los grupos telemáticos el bien común es el ancho de banda; tanto en el sentido de umbral de capacidad lectora de una persona, como en los recursos.
En un primer nivel, las acciones que generalmente malgastan el ancho de banda son: los escritos excesivamente largos, la reproducción innecesaria de fragmentos de otras intervenciones, enviar un mismo mensaje a muchas listas o grupos de news... En la medida en que estas acciones se generalizan, ponen en peligro la vida del grupo. En cambio, si los participantes se implican en la conservación de su espacio común, los beneficios del intercambio de información o cooperación, continuarán repercutiendo en toda la comunidad virtual.
En un segundo nivel, la viabilidad de un grupo electrónico la encontramos en la participación activa de sus miembros. Éstos han de estar dispuestos a compartir la información, las opiniones, a responder preguntas y a enviar resúmenes de la información recibida a partir de sus demandas. Existe, pero, la tendencia bastante generalizada a no sentirse implicado en el funcionamiento de un grupo, del cual se obtienen unos beneficios. En todas las listas hay subscriptores que hacen preguntas, pero que no contestan las de los otros, que utilizan la lista para hacer publicidad, y un sector mayoritario de "sólo lectura" que no comparte la información (sólo la recibe).
Como dicen Smith y Kollock, éstos son los desafíos de los grupos de discusión. Algunos saben vencerlos, otros empiezan bien, pero después decaen. Otros fracasan al principio de su existencia, al no conseguir mantener una masa crítica de participantes.
La interactividad
La interactividad es un proceso comunicativo por el cual una secuencia de mensajes se interelacionan[9]. La interactividad puede ser estudiada a partir de los siguientes parámetros:
- Las intervenciones frecuentes
- Variedad de participantes
- Generación y variedad de líneas de discusión
- La gran mayoría de preguntas contestadas.
En los grupos
electrónicos colaborativos la interacción entre sus
miembros motiva la implicación, la participación activa,
la cooperación y la estabilidad del grupo. En palabras de Rafaeli
y Sudweeks[9] es el motor que hace funcionar los grupos y el cimiento
que aglutina los autores y las líneas temáticas.
Las aplicaciones
informáticas que gestionan las listas permiten que los mensajes
sean enviados, automáticamente, a una persona antes que a todo el
grupo, esta persona realiza la función de moderación
aprobando o no las contribuciones de acuerdo con unos criterios.
Las diferentes
funciones [10] y habilidades del moderador pueden ser englobadas en los
siguientes puntos:
No siempre estas
funciones las realizan todos los moderadores, sino que depende de la
lista y del tipo de moderación. Podemos diferenciar dos modelos:
intervencionista y no intervencionista. El moderador intervencionista: interviene, con
frecuencia en las discusiones del grupo, interpretando sus normas,
expresando su opinión sobre los temas o sobre la conveniencia de
cambiar la línea de un debate o el tono de las intervenciones....
En algunas listas todos los mensajes son reenviados con el nombre del
moderador, quitando espontaneidad y fluidez a la discusión.
El moderador
no-intervencionista: no interviene habitualmente en las discusiones
del grupo, sólo lo hace cuando es inevitable. Por norma general,
cuando ha de intervenir o filtrar una intervención, se dirige por
correo individual a la persona interesada.
La mayoría de los grupos de discusión
son no moderados, es decir, todas las intervenciones son distribuidas
directamente a los suscriptores. Existe un estado de opinión
(bastante generalizado entre los internautas) contrario a la
moderación, la cual se considera como un sinónimo de
censura. Con el
crecimiento de los grupos virtuales el papel del moderador o grupo de
moderadores es clave. En mi opinión, es conveniente la existencia
de una persona conocedora de la dinámica de los grupos
electrónicos, que impida la formación del círculo
vicioso de su decadencia. La moderación ha de ser discreta,
no-intervencionista y ha de estar integrada en el sector activo del
grupo, aunque, en ningún caso, suplantarlo. Es conveniente que
este enfoque abierto y exento de personalismos evolucione hacia una
moderación compartida, donde un grupo de personas con unos
criterios comunes realice la moderación por turnos individuales.
De esta manera se amplia la participación en la gestión
del grupo y se minimiza su coste (en tiempo y en esfuerzo).
Es de prever, en nuestra opinión,
que la utilización de las listas de distribución en
entornos educativos, de investigación o de las organizaciones se
va a generalizar. Sin embargo, en estos momentos, no existe una cultura
de grupos de discusión y falta perspectiva tanto para su estudio
científico como para la generación de una cultura de su
uso. Pensamos que una
lista en sentido estricto -una lista de direcciones, una
aplicación informática y una distribución de
mensajes- no es viable. Probablemente está destinada a su propia
destrucción en un período variable. Durante el cual, los
subscriptores irán cambiando, los contenidos se repetirán
y el ruido o el silencio serán insoportables. Para evitarlo, hay que construir
una comunidad virtual con unos objetivos comunes, conciencia de grupo,
masa crítica, normas, participación y miembros
estables. Sólo en
la medida que un grupo de discusión evolucione hacia una
comunidad virtual estable podrá ser un espacio válido para
la investigación, el aprendizaje o el desarrollo profesional y
personal de sus miembros.
La moderación
¿Listas o comunidades virtuales?
Notas
Víctor Feliu
Administrador de Edulist
vfeliu [at] pie [dot] xtec.es